lunes, abril 13, 2009

nomedaelcerebroparauntitulo

duenda, en este mundo que parece tener como únicos habitantes árboles y edificios, gentes oscuras que se definen entre luces y sombras, colilas de cigarros tiradas en las aceras, es cuando extraño ese atardecer color barriga de ballena muerta de Lima, que lo consume todo en un rumor constante y profundo, sobre el que descansa un océano de historia gris, concreto y nubes lentas. E imagino una maqueta gigante de mi paz interior, duenda y la duda eterna, un dibujo de mi alma con algunos pájaros casuales que escapan del cuadro llenos de vida, y me abandonan. Estoy triste, pero la tristeza no es como antes, es mas dulce y calmada. Todo es mas sereno aqui, solo conmigo, dibujando corazones que dicen yo y yo.

Sí, duenda, la felicidad esta allí, en lo alto, incomprensible. Y no dice nada, (en el sentido arbitrario de la palabra) solo frena y retuerce, lejana y callada. Quiero alas, ayer soñe que volaba, quiero una nubecita, una cometa de papel de seda, como en la niñez. ir y alcanzarla, y aunque a veces es imposible hayarla, se sabe bien, que no se trata más que de nosotros mismos, es un asunto tan viejo como el sol, como el infinito oscuro del espacio.

No se, duenda,
estoy mas feliz,
pedire pizza.

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